jueves, 26 de mayo de 2016

Introducción a: ¿DE QUIÉN LA ESCRIBE O DE QUIÉN LA NECESITA?

Al hablar de poesía es fácil encontrar a alguien que no le guste, que diga que le aburre, o le parece cursi; sin embargo, debe ser muy difícil, por no decir imposible conseguirse a alguien que nunca se haya identificado con, al menos, una idea o sentimiento expresado en algún poema. Nadie pide permiso, ni paga ningún derecho de autor, al encontrar un pedazo de su alma en las palabras de alguien más…Probablemente pagó por el libro en el que las consiguió, aunque hoy en día lo más seguramente  las haya conseguido por internet, gratis. Sea cual sea el caso, por el sentimiento no pagó.
Muchos lectores, no serán más, que eso; leerán un poema, les gustará o no, se sentirán afectados por él o no, lo recordaran constantemente o lo olvidarán al instante que no lo tengo en su campo de visión. Otros le recitaran o sugerirán un poema a otra persona, en la escena típica de un galán que conquista a una muchacha con unas rimas y algunos recursos retóricos que la hacen sentir especial. A estas personas no se les pasará por la cabeza pedirle permiso al autor para usar sus versos.
            Entonces pareciera que los autores de estas obras literarias no tienen ningún derecho sobre ellas una vez publicados y las personas pueden hacer uso de ellas libremente sin temor a consecuencia alguna. 
¿A quién pertenece la poesía? ¿Es patrimonio del país de su autor? ¿A su autor? ¿Es la poesía de nadie y a la vez de todos? Según el personaje principal de la película “Il postino”, Mario Ruoppolo, “La poesía no es de quien la escribe, sino de quien la necesita” (El cartero (y Pablo Neruda), 1994).
La Petiza

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