jueves, 7 de abril de 2016

Sin pensarlo dos veces

S de Salomé


"La morderé con mis labios como se muerde una fruta madura."
Símil o comparación


Algo absurdo con sentido parte 2


Triste: La triste víbora.
Suspenso: Mi cabeza muriendo...
Romántico: Mi corazón escarlata.


Acrósticamente cierto


M iau, miau
A guantando en esta
F ria madrugada
F ingiendo desesperación
E sperando mi comida



El crimen imperfecto


Esta historia la he contado un sinfín de veces y decidí que es momento de escribirla y no porque me agrade, es que simplemente amo mi trabajo. Hola, mi nombre es John Alejandro y soy esquizofrénico jajajaja, no, disculpen, es mentira, no soy esquizofrénico pero la frase se presta para hacer un pequeño chiste antes de comenzar esta terrible historia, soy solo John, quizás algunos me conocerán porque me han visto caminar por la calle sin rumbo, observando todos y cada uno de los detalles de me rodean, mientras que otros, seguro me conocen porque saben que le puedo encontrar la imperfección al que ellos creían que era un crimen perfecto.

Pero bueno, basta de hablar de mí, ahora si empezaré a contarles la historia que comenzó hace unos dos años atrás, en una tarde tranquila, mientras llevaba a su nuevo hogar, por lo menos unos 30 años de su vida, a otro tonto ­que creía que yo no sería capaz de encontrarlo.
--- Disculpe detective John, vamos a dejarlo en detención por unas horas—dijo muy amable el policía que custodiaba esa celda.
Y yo, extrañado de aquella situación le pregunté: -- ¿se puede saber la causa, oficial? —mientras otro oficial se llevaba al (sí, creo que puedo llamarlo criminal) a la sala de detención.

--Señor detective, disculpe el inconveniente, pero es que es estamos trasladando a este criminal al hospital, está muy enfermo y no puede morir acá—dijo cortésmente el oficial
Pregunté con una intriga—¿a este también lo atrapé yo?
y el oficial respondió despectivamente – no, detective, este criminal es el principal sospechoso de ser el asesino de su esposa, pero no había testigos y al parecer su abogado tampoco lo ayudó mucho y como no se pudo comprobar su inocencia, le dieron una sentencia de 50 años.

Estaba muy sorprendido con aquel hombre y muchas preguntas invadieron mi mente en cuestión de segundos. ¿Cómo no pudieron demostrar su inocencia? ¿Por qué mataría a su propia esposa? ¿Cómo es que no hay testigos en el caso?

Justo en el momento que estaban sacando a aquel hombre, de su celda para trasladarlo al hospital, no pude evitar preguntarle por su caso, sabía que estaba muy enfermo, pero yo, más que nadie, sabe que no existe un crimen perfecto y menos cuando culpan a otra persona.

Me acerque delicadamente a la camilla y le dije: -- Disculpe caballero, soy el detective John, me llamó mucho la atención caso cree que pueda explicarme más o menos ¿cómo es que usted llegó acá?

El hombre sin mucha fuerza y con el ánimo por el suelo, sacó una hoja doblada que estaba debajo de la almohada y me la entregó mientras decía: --Ahí está todo lo que debe saber sobre esta dolorosa situación, sabía que algún momento llegaría alguien que pudiera resolver este crimen y me diría que la muerte de mi bella Sara fue una injusticia muy grande, al igual que yo este acá y ese horrible criminal que la asesinó sigue suelto.

Los oficiales se lo llevaron y yo me quedé petrificado, solo le había preguntado cómo llegó allí y este hombre creyó que yo era como su héroe, sinceramente nunca me había pasado algo igual. Este hombre me había metido en un compromiso enorme, bueno, más que un compromiso, UN RETO. Debía encontrar a ese criminal, algo dentro de mi decía que este hombre era completamente inocente.

Al llegar a casa, me recosté sobre mi sofá y abrí con cuidado aquella con la esperanza de que pudiera contestar alguna de las infinitas de preguntas que tenía sobre este caso.

Hola, mi nombre es Ben Oldman, si estás leyendo esto es porque tengo esperanzas de que encuentres a aquel o aquella que desgracio mi vida, me arrancaron mi única razón de vivir, mi Sara, mi ángel, la mujer con la que pensé compartir el resto de mi vida, la luz de mis ojos, mi vida entera. Aun no puedo explicarme cómo todos creen que yo soy el asesino, mi vida era protegerla, por ningún motivo le haría daño. En fin, escribo esto porque tengo la esperanza de que algún día llegue alguien a resolver este gran misterio, sí misterio, ni yo mismo se quién pudo cometer un crimen tan horrible, una mujer sociable, hermosa, de buenos sentimientos, adorada por toda la comunidad. ¿QUIÉN? DIOS MIO ¿QUIÉN?

Este recuerdo invade mi mente cada segundo de mi vida y me duele, pero siento que debo dejarlo por escrito, si me pasa algo por lo menos tendrán mi versión de la historia.
Yo llegaba de mi trabajo a eso de las 5pm y cuando entré a la cocina donde esperaba ver a Sara mientras hacia un rico té, como todos los días, la vi, tirada en el suelo completamente llena de sangre, estaba aterrado, en shock, no creo que existan palabras para describir esa sensación.
La puerta no estaba forzada, no entendía nada, mi vida entera se derrumbo. 
  
Luego de leer este intento de carta, tenía más preguntas que antes, no había ningún indicio, pista o sospechoso de la muerte de aquella mujer, un caso demasiado extraño, enseguida decidí que lo mejor era ir al hospital donde tendrían a Ben y que él me diera más detalles porque en esta carta donde supuestamente encontraría todo lo que debía saber, lo que me dejó fue con más dudas.

Tomé mis llaves, mi saco y salí de mi casa, decidí ir caminando, así podría despejar mi mente antes de llegar al hospital, el cual quedaba a unas 3 cuadras.

Al llegar al hospital, pedí a la recepcionista que me dijera donde cual era la habitación de Ben Oldman, la mujer muy amablemente me dijo:

 –Es la 231, señor John, un placer verlo de nuevo por aquí—mientras cruzaba las piernas y arrastraba su silla hasta quedar con las piernas debajo del escritorio.

---Muchas gracias Angela, para mí es un placer venir a buscar respuestas a este hospital—le dije mientras me despedía y caminaba hacia los ascensores.

Mientras caminaba hacia la habitación, encontré a dos enfermeras conversando misteriosamente, pero como eran mujeres no les presté mayor atención, pensé que podría ser algún chisme de enfermeras, hasta que una de ellas, gritó ---¡NO LO PUEDO CREER, PORFIN! Mientras corría como desesperada hacia la habitación 231.

Intrigado, decidí entrar rápidamente, al abrir la puerta me encontré con una pequeña sorpresa, al parecer la enfermera y Ben se conocían entonces supuse que por eso era que la enfermera estaba tan emocionada cuando se enteró de que él era el que estaba en la habitación 231.

Luego de unos minutos, la enfermera se veía muy amorosa con Ben, enseguida debía preguntarle de donde lo conocía. Cuando la enfermera salió de la habitación pude preguntarle a Ben.

---Hola Ben, soy John, el detective al que le entregaste la carta antes de salir de la cárcel---le dije

Ben puso su mirada hacia mí y me dijo: ---Claro, como no conocerlo, se reconocer a mi héroe cuando lo veo. ¿Encontró al verdadero asesino?

---Wao, Ben muchas gracias por ese alago, pero lamento decirte que no, no he podido encontrar ni a otro sospechoso, la verdad es que tu carta no me ayudó mucho---le dije.  Por cierto, añadí, al parecer conoces a la enfermera, ¿de dónde conoces a esta mujer?

---Ella era la enfermera de mi madre---Dijo Ben, mi madre estaba muy enferma y como Sara y yo trabajábamos, no había nadie que pudiese dedicarle todo el tiempo que necesitaba y por eso contratamos a Gertrudis. Mi madre murió 6 meses antes de la muerte de Sara entonces no necesitamos más de su servicio y empezó a trabajar en un hospital, pero no sabía que era este.

Y ¿ella no pudo ser la asesina de Sara? No entiendo como no encontraron testigos para el caso, ella podría ser la principal sospechosa y no tú. Le dije mientras analizaba toda la situación, sin duda me faltaba una pieza importante para resolver este rompecabezas.
---La verdad no lo sé, todo fue muy extraño, nunca había visto que un caso de asesinato tuviese este fin. Esto me lo pregunto todo el tiempo, no tiene ningún sentido.

Cuando Ben me dijo esto, sabía que algo estaba mal, mis pálpitos eran ciertos. En serio me gustaría contarles más detalles de esta gran historia, pero lamentablemente deben esperar, solo les diré que apenas termine de escribir estas líneas iré “volando” al juicio del asesino de Sara. Sí, si pude resolver el caso, al principio saben que fue difícil pero luego recordé mi frase favorita “No existe el crimen perfecto”, a los criminales siempre se les olvida un minúsculo detalle y a algunos como en este caso, se les olvida mágicamente, entregar las llaves del lugar de trabajo al ser despedidos. Se lo que piensan, pero lamentablemente Sara y Ben confiaron en la persona equivocada. Como no soy tan cruel, les daré una pista, a veces las madres son muy celosas con sus hijos y son capaces de hacer cualquier cosa, hasta darle toda su fortuna a una simple enfermera para que haga lo que ella en vida nunca pudo hacer.



-Maffe-





No hay comentarios.:

Publicar un comentario