Si llevamos una conversación real al papel, podemos determinar que no es lo mismo, en la narrativa. Pues, en las conversaciones reales existen interrupciones, incoherencias, palabras entrecortadas, mal pronunciadas, etc. La clave para el diálogo en el texto, es mantener esa cercanía con lo que sería una conversación real, con un poco menos de variables que interrumpan la fluidez de la misma. Para ello, podemos guiarnos por los tips que nos recomienda literautas.com:
1. Conoce a tu personaje: Es fundamental para ponerle voz a un personaje saber todo lo posible sobre él. Su personalidad, procedencia, edad, educación, profesión, época en la que vive.
2. Interpreta su papel: Cuando tengas que dialogar, intenta ponerte en la piel de los personajes, interpretar su actuación. Hazlo en voz alta, no te cortes.
3. Dinamismo: Utiliza, en general, frases cortas, omite los verbos en algún caso, sé conciso, dinámico, no pierdas el ritmo y el diálogo fluirá mejor.
4. No expliques, avanza: No uses los diálogos para explicar lo que debería haberse entendido con la acción. Si tienes que explicar toda la historia a un lector al final para que se entienda, puede que tengas que revisarlo.
5. Interrumpe de vez en cuando: También tomando como ejemplo el diálogo anterior, una buena forma de hacer verosímil el diálogo y darle ritmo es a través de las interrupciones. Añade cortes, preguntas y comentarios para hacer la conversación más fluida.
6. Enfádalos, hazlos dudar: Los personajes tienen que vivir a través del diálogo, mostrar sus estados de ánimo, cambiar de opinión, estar alegres, dudar, enfadarse o mosquearse.
7. Haz que importe: Como cualquier otro elemento de la narrativa, cuando hay un diálogo debería ser porque es la mejor forma de contar ese fragmento, porque tiene que haberlo. Así que, si escribes un diálogo, intenta que sea por algo, porque haga evolucionar la historia, porque al menos uno de los personajes cambie de estado de ánimo, porque pasarán cosas mientras hablan.
8. Rómpelo con acción: No olvides que, mientras hablamos, no solemos estar quietos. Mientras hablamos, también pasan cosas y detener en ocasiones el diálogo para explicar lo que ocurre también aporta realismo a la escena, además de que nos ayuda a hacerla avanzar.
9. Lee: Como en todas las técnicas narrativas, la mejor forma de aprender es escribiendo y leyendo. Fijarse en como lo hacen los maestros es fundamental para mejorar nuestra escritura.
10. Los diálogos, para diferenciarlos de la narración, van precedidos por una raya "—" distinto del guion, o símbolo menos, "-". Sin espacio entre la raya y la primera letra. Nunca terminan en raya, sino en el signo de puntuación correspondiente: punto y aparte, cierre de interrogación, cierre de exclamación, dos puntos o punto y coma.
Ejemplo:
—Estoy cansada.
—Yo también estoy algo cansado —dijo él. Me voy a mi casa.
Teniendo en cuenta que:
1. - Se deja un espacio en blanco entre el final de la frase y la raya, y la frase del narrador comienza sin espacio entre la raya y ésta: "cansado —dijo él."
2.- Las frases de apoyo comienzan en minúsculas: “ —dijo él."
3.- El signo de puntuación correspondiente a la frase del personaje se cierra tras la aclaración del narrador: "—Yo también estoy algo cansado —dijo él—. Me voy a mi casa."
4.- Si el diálogo continúa, se cierra con la raya: "—Estoy algo cansado —dijo él—. Me voy a mi casa."; en caso contrario, no: —Estoy cansada.
5.- Si la frase del diálogo no está completa, pero le correspondería otro signo de puntuación (como una coma), éste se pone como en el ejemplo anterior con el punto: "—Yo también estoy algo cansado —dijo él—, es que no he dormido bien."
Y contando con ciertas excepciones:
6.- La exclamación y la interrogación se cierran (si la frase ha terminado) antes de la raya: "—¿Estás cansado? —dijo su mujer— Puede que debieras dormir más."
7.- Del mismo modo, también los puntos suspensivos preceden a la raya: "—Te noto cansado...—observó ella— Será que no duermes bien."
8.- Si la narración precisa dos puntos, éstos sustituyen al signo de puntuación que correspondería a la frase del diálogo: "—Te noto cansado —observó ella, y añadió—: Será que no duermes bien."
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