LA
VENGANZA DE LOS RECURSOS:
“Pusiste
sobre tus ojos la venda del que desea ver a Dios” METÁFORA
LA MINI TRILOGÍA
1) Lágrimas
deslizantes como víboras
2) La
cabeza cortada
3) Entre
sueños escarlata…
LA CURIOSIDAD MATÓ AL GATO
Juegas
sin restricciones
En tu
mundo libre
No te
importa nada
Ni
respetas a nadie
Inhibiciones
te escapan
Fuertemente
cautivas
En tus
garras me tienes
Roma,
gato antipático
Sofía a través del espejo
Sofía había
ido a casa de Alberto Knox pero se había encontrado con que no había nadie ahí.
“Que extraño”, pensó la joven, ya que el curso de filosofía con Alberto se
había convertido en parte permanente de sus semanas.
Caminando
de vuelta Sofía notó humo proveniente del bosque, y con cautela se acercó a la
fuente del mismo. En su camino notó que el bosque se volvía más pintoresco, con
flores y árboles que nunca había visto en su vida, de repente Sofía divisó un
hongo de tamaño muy grande y sobre el, una oruga azul fumando una pipa de agua.
Sofía no supo cuanto tiempo estuvo parada observando la escena pero sus
pensamientos fueron interrumpidos por una voz grave e inesperada:
- “¿Quién
eres tu?” –preguntó la oruga antes de inhalar otra vez de su pipa.
A pesar
de todo lo que había aprendido Sofía con Alberto sobre su existencia en el
mundo, todo lo que estaba pasando con Hilde y su padre, la paralizó como una
estatua una vez más.
-
“¿Quién eres tu?” –preguntó la oruga en un tono más insistente.
- “Me
llamo Sofía. Y hasta hace unas semanas pensaba que era una simple chica a punto
de cumplir quince años, pero he descubierto que yo, y todos en mi mundo somos
personajes en un libro escrito para una chica llamada Hilde” respondió Sofía,
quien solo había hablado de esto con Alberto.
- “¿Y
como sabes que Hilde es real y no se encuentra como tú?”
La pregunta
tomó a Sofía por sorpresa, pero esta vez la oruga le dio tiempo para pensar su
respuesta.
- “La
verdad es que no se” -dijo ella- “pero lo que se es que estamos intentando
escapar de esto.”
-
“¿Estamos?”
-
“Alberto y yo. Alberto es mi profesor de filosofía, es el quién me ayudó a
entender todo”
La oruga
se quedó callada, y solo miró a Sofía. Sentía que su mirada la atravesaba como
un laser pero no se atrevía a romper el contacto. La oruga inhaló una vez más
de su pipa y dijo “No pierdas la cabeza” y al exhalar desapareció tras una
cortina de humo, dejando a Sofía nadando en preguntas.
Autores:
Jostein
Gaarder, “El mundo de Sofía”
Lewis
Carroll, “Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas”
J. Ham
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