Resolviendo el pacto
fáustico.
Solo dos personas se encontraban en
ese cuartucho, iluminado por un bombillo blanco que no hacia otra cosa que
moverse de un lado al otro. El joven
Dorian Gray estaba sentado al frente de la mesa. Con una actitud picara y
burlona, sonríe al ver como Clarice Starling lo mira fijamente mientras ella se
pasea de un lado al otro.
–A ver Sr.
Gray, soy una persona directa y no me gusta perder mi tiempo así que empecemos de una vez.–comenzó Starling–Sabemos
que cometió el asesinato del Sr. Basil. Estoy segura que sabe de quien hablo.
Aquel famoso pintor que creó ese majestuoso retrato de su persona. Ese mismo
retrato que hoy se encuentra putrefacto como su alma, ¿no es así Sr Gray?.
La sonrisa de Dorian se desapareció
solo por un segundo cuando Clarice menciono el estado de su alma. Sin embargo,
no tardo en reaparecer al volver su mirada hacia Clarice.
–Veo que ha
hecho su tarea, Srta. Starling.–Sonrió burlonamente Dorian.– Cuénteme, ¿le ha
parecido fascinante mi historia? No le voy a negar que he cometido muchos
errores Srta., pero haber asesinado al Sr.Basil no fue uno de ellos. La gente
tiende a dudar mucho sobre mí, no se lo niego, pero creo que debería tomar un
tiempo para conocerme un poco más antes de asegurar tales atrocidades. Estoy
seguro que detrás de todo ese cargo de detective se encuentra una mujer
fascinante. Perdóneme el atrevimiento, pero ¿Le han dicho antes la gran belleza
que la define, señorita? Tiene una cara de ángel. Una piel tan blanca
como nieve y esos labios carmesí... Un rostro exquisito a mi parecer.
Dorian permaneció detallando a
Clarice por unos instantes. Con su mirada intensa trató de causar algún efecto
sobre la joven quien parecía inmune a las acciones de Gray.
–Mi belleza
no es tan numerosa para poder lograr un pacto con el diablo, Sr.Gray.–Refutó
Starling interrumpiendo el repentino silencio.
–Una
belleza como la suya puede darle esa felicidad que busca, Srta.–dijo Dorian.
–Creo
que tenemos un concepto muy diferente acerca de lo que es la felicidad Sr.
Gray.–Afirmó Starling.
–Señorita,
la felicidad no es mas que buscar los placeres de la vida, complacer el deseo
inmediato. La vida es muy corta para estar desperdiciándola en preocuparse por
los demás. Además, con una belleza como la suya debe ser aprovechada al máximo
antes que se agote…
–De que me
sirve poseer la belleza más cautivadora que antes haya existido si se que mi
alma y mi conciencia no se encuentran en paz.
–Veo que le
preocupa el estado de mi alma, ¿no es
así?.
–Ambos
sabemos que tiene una belleza innegable pero también sabemos que posee un alma
despreciable.
–Así que
por fin se atreve a decir algo sobre mi belleza, ya pensaba que usted era
inmune a ella… ¡Que Curioso! De igual forma, pensé que usted era inmune al amor
pero ya me he enterado de que no es así.
–Le
recuerdo que estoy interrogándolo sobre los asesinatos que usted cometió, Sr
Gray. La entrevista no es sobre mi persona.–Le recordó molesta la oficial
Starling.– No tengo ninguna prueba todavía pero estoy segura que fue usted el
autor de tales atrocidades.–Afirmó Alice.
Dorian Gray se paró de su silla para
colocarse frente a frente con Clarice Starling. Empezó a detallar las facciones
de la joven para luego mirarla a los ojos por unos segundos. Un sonrisa burlona
reaparece sobre su rostro al ver por un instante la incomodidad de Clarice.
Esta vuelve a retomar su actitud retadora y
el Sr. Gray vuelve a colocarse en su sitio.
Recursos literarios:
"Ese
mismo retrato que hoy se encuentra putrefacto como su alma." (Símil)
"Tiene
una cara de ángel." (Metáfora)
"Tan
blanca como la nieve."
(Símil)
"Esos
labios carmesí."(Epíteto)
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