Incubus.
debajo una luna sacramental.
Y adentrándome en sueños veo
que trató de otra imagen banal.
¡Oh! por alguien parecía aguardar,
pero preciso que no era por ti.
Osado, un beso me tuvo que dar.
Atacaste colmado de frenesí.
Me has de dejar inmovilizada,
con tu condena tan inexorable.
Pobre de mi alma impacientada
me asfixió tu cuerpo intangible.
A la deriva de la oscuridad
con los labios sellados por completo,
quería gritar para pedir piedad,
y correr del tormentoso asueto.
Siseos, murmullos y estáticas,
ruidos se filtraron por mis oídos.
Invadida por fuerzas eléctricas,
seguían mis sentidos abatidos
Mis dedos dieron señal de moverse,
y mis párpados dejaron de pesar.
Quise levantarme para mirarte,
pero del terror no pude ni hablar.
Tu sombra no estaba en el umbral,
sin embargo, mi turbación seguía.
Tu abandono era lo habitual,
después de mi amarga agonía.
Mi habitación quedó inestable.
El corazón latiendo desbocado.
Sin conocer la cara del culpable,
que se marchó y dejó todo liado.
¿Es tu hogar un lúgubre averno?
que vienes al mío a interrumpir,
y dejarme fría como invierno.
Clia LeBeau
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