Nunca sabes cómo comienza un sueño, solo estás parado allí
en un lugar y en un momento, tratas de orientarte el instinto te dice que por
el olor a cigarrillo y licor barato estas en el centro de la ciudad y tienes que
aprovecharlo. A estas horas las palabras mujer y alcohol suelen ir en la misma
oración, aun así era especial pues lo primero que vi en ella no fueron sus
piernas ni su pelo, ni siguiera la forma casi musical de su cintura sino la
manera de sujetar su copa, cómo era posible que un líquido bailara al ritmo de
la ciudad por la noche, tenía que averiguarlo…
-Quisiera lo mismo que está tomando la señorita.-le dije al
bartender.
Su sonrisa desgarra rápidamente mi confianza.
-Es un trago un poco fuerte no?–le dijo tímidamente.
-Quizás el Wisky no
es para todo el mundo, buenas noches.-contesta con crudeza y se va.
Enmudezco me ruborizo quedo indefenso a su ultima estocada.
-Señor por si le interesa la dama suele venir aquí todos los
jueves y si… viene sola.-aleluya pienso.
Vivo por ese jueves, ahora sé cómo empieza el sueño y ya sé dónde quiero estar al despertar, pero ¿será que he llegado muy temprano?, ¿quién puso esta copa en mi mano? ¿Hace cuánto estoy esperando? Por fin llega y su semblante se ve más serio y triste, es mi oportunidad me lleno de valor tomo aire y exhalo.
-¿Cómo es que una diosa tan bella esta tan triste y sola?-le pregunto.
-Digamos que cada hombre que me ha entregado su corazón ha caído en desgracia.-contesta de manera siniestra.
-Una vez hubo un hombre que dijo que para ir al cielo tenías que estar dispuesto a caer en el infierno.
-Ah sí, ¿quién?
-Hitler.- bingo.
El resto de la noche paso rápidamente las horas los días semanas
mi vida deja de tener horario, se resume a tres momentos, antes durante y después
de estar con ella, lo demás queda opacado y pierde importancia, pues nunca me había
sentido de esta manera me siento vivo me siento más que vivo, me siento
completo, me siento, vigilado.
¿Hace cuánto que él está ahí?... se va a ir con él, no está
feliz pero tampoco vi arrepentimiento en su rostro, ¿está jugando conmigo? Bebo
de mi copa el ponche de la duda calienta mis entrañas. Las imágenes regresan no
es la primera vez, no ya paso, me lo esperaba no soy el único en su vida, esta
maldita zorra, no ella no lo ama él la persigue es sólo un paracito, un cáncer que
trata de arrebatármela, ¡no lo tolerare!
Durante toda la noche me habla y me seduce con movimientos
atrevidos pero ni me esfuerzo en escuchar lo que está diciendo, me pongo a la defensiva
hasta que el olor a licor ha pasado y llena todo el ambiente, ella sigue hablándome
como si nada. ¿Soy el único que lo siente? no puede ser, es insoportable, siento
que me ahogo si esto sigue así voy a volverme, loco, me roba un beso apasionado
y sin decir más se marcha con él.
Los alcanzo y llego a un callejón, contemplo el ruidoso espectáculo
hasta que un golpe seco me ensordece, mi corazón se acelera, mis puños impactan
contra su mandíbula quebrando huesos de ambas partes aunque mis dedos chillan
con cada golpe no me detengo, no es hasta que ella grita que reacciono, mis
brazos pesan quiero vomitar, ¿en realidad hice esto?, las boses se escuchan a
lo lejos no entiendo que dicen pero sé que debo huir.
(Dos días después)
Esos ojos me persiguen me condenan me hacen rogarle a la botella
al borde de desmayarme pero siempre que cierro mis ojos ella está allí, deseo
su piel, la pienso mil veces, pero no puedo soportarlo necesito verla y se dónde
encontrarla.
¿Qué estoy haciendo? Sé
que no debería estar aquí pero necesito verla, no la hostigare seré paciente sé
que ella puede amarme otra vez.
-¿Cuando apareció el aquí? ¿Desde cuándo me quedo sentado en esta puerta esperando como un perro?–murmullo.
Debería ir y... no,
tranquilo toma aire y solo observa, ese maldito sabe que estoy aquí, eso está
bien, sembrare la incertidumbre de cuando hare mi jugada. Es curioso cómo
funciona el corazón humano, el odio es el placer más caro el hombre puede odiar
con prisa pero amar con calma, porque me duele tanto el corazón, hay algo en
ella que me enloquece.
-Esto se acaba aquí, no vas a jugar conmigo no creas que te lo voy a permitir, tú sangre es negra como una avispa. -ella ríe.
-De qué demonios se está riendo?–hay una presencia detrás de mí.
(¡Pof! Suena un disparo ensordecedor)
Siento un gran vacío en mi cuerpo mis piernas deja de responder, me tomo por sorpresa, hace tanto frío…
(Tiempo después)
-¿Entonces cómo es posible que una dama tan bella como tu siga tan triste y sola?–le pregunta un barman.
-Digamos que cada hombre que me ha entregado su corazón ha caído en desgracia. –soltándole una sonrisa seductora.
Waiths
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