El chico
corrió con todas sus fuerzas hasta el teléfono público de la estación de metro,
hacía meses que no utilizaba su tarjeta de crédito, y sólo rogaba que tuviera
fondos aunque sea para una llamada. Hurgó en sus bolsillos y consiguió el
pedazo de papel que aquel muchacho había arrancado, y mientras marcaba el
número, se arrepintió de no haber tomado más en serio sus lecciones de francés.
Repica el
teléfono. “Debí aprender a decir ‘sólo inglés’ ´por lo menos. Repica el
teléfono. “¿Qué era eso que me dijo del Jazz? ¿Le gustaba o aterraba?”. Repica
el teléfono. “Deberían existir subtítulos en nuestras mentes, para que cuando
alguien te hable en otro idioma, puedas responder”. Al cuarto repique, suspira
y, cuando sus manos se encuentran a centímetros de colgar el teléfono, escucha
una voz.
-¿Aló?
-¿Aló? ¡Aló!-Dijo intentando imitar un acento
francés
-¿Tú?... Yo
sabía que si había algo importante, algo por lo que debía hablarte
-Escucha… Yo…-Balbuceó
en el poco francés que sabía. ¿Por qué no había pensado en una conversación?
-Bueno, al
menos son más que dos palabras. Es más de lo que logré antes.
-Ammm... ¿Inglés?
¿Hablas inglés?-Sabía que acababa de inventar un nuevo idioma, pues eso no era
francés, ni terminaba de ser inglés-
-¿Americano,
uh? Todo encaja… Debe haber sido bastante interesante verme decir todas esas cosas
con un copa de vino, mientras deambulaba a tu alrededor y te miraba… o
inquietante, dependiendo de cómo lo veas… o en que creas.
Se produjo
un silencio.
-Interesante-contestó,
pues era lo único que había entendido de aquel parloteo en francés; pero aún
sin saber que era, todo lo que él dijera, le parecía interesante.
-¿En qué
crees entonces?-Dijo pausadamente, en un inglés bastante pobre.
Se escuchó de
fondo la operadora indicando que la llamada estaba por terminar. ¡Idiota! ¡No
había casi saldo en la tarjeta!
-Almas
gemelas. ¿No habías preguntado algo así? Almas gemelas, creo en las al…
Un tono
indicó que la llamada había finalizado.
-Almas
gemelas…
Colgó. Puso
el brazo sobre el teléfono y apoyó su cabeza en éste. Se sentía en desventaja. No
sabía nada de él, apenas y tenía su número… No hablaba el mismo idioma que él,
a pesar de que debería hacerlo… ¿Cómo encontrar a alguien que no conoces?
El metro había
llegado a la estación. Y debía volver al trabajo. Antes de retirarse, el
teléfono sonó. Lo dejó repicar un par de veces antes de decidirse a atender.
-¿Aló? ¿Con
quién desea hablar?-Irónicamente, era una de las pocas frases que sí sabía.
-Esa es sin
duda una buena pregunta… Tengo en mis manos un viejo y confiable diccionario de
inglés… ¿Te animas a una charla más larga? Quizás… ¿en un café?-Pronunció esa
suave voz, en un inglés bastante improvisado.
Sonrió
aliviado.
–Me encantaría…
Inspirado en La Marisma (Le Marais) del director norteamericano Gus Van Sant, en Paris Je t'aime, 2003.
-Vettel Lesser
No hay comentarios.:
Publicar un comentario