Por
años luego de la muerte de su esposa, Sergio la recordaba como si fuera sido
ayer la última vez que la vió. Actualmente sigue repitiendo en su mente el
torbellino de la vida, la misma melodía que tarareaba su mujer.
Cierto día caminando por el parque. Se
desplaza lentamente distraído en sus pensamientos; cuando de repente se cruza
con una mujer muy particular. Dicha mujer parecía muy alegre, se encontraba
jugando con sus perros; él se pone curioso y se sienta junto al lugar donde
juegan. En cierto momento ella se acerca a él y se sienta a su lado, en un instante
de relajación mientras acariciaba a sus perros escucha la misma melodía de años
atrás.
Luego de un rato, inicia una fluida
conversación. Se entera que su nombre es Abril y es una sobreviviente del
cárcer. Resulta que tienen muchas cosas en común y aunque él se encuentra
cerrado a sus emociones se da cuenta que esta mujer está totalmente agradecida
con la vida, a pesar de no haber tenido la más sencilla.
Todas las tardes se encuentran en el
parque, a medida que Sergio escucha sus historias; se siente reconfortado de
haber sido de gran consuelo para los tiempos difíciles de su mujer y haber
podido cambiar de opinión sobre lo que representa su persona y actualmente su
recuerdo. Solo le quedan a él los bonitos momentos que lograron recuperar.
Entablan una amistad que se hace fuerte
porque logra complementar lo que falta de cada uno. Por su parte Abril se
siente sola, porque en todos sus malos ratos no tuvo con quién desahogarse,
Sergio cada día se da cuenta que no debe aislarse a las nuevas experiencias y
¡Que más le vale disfrutar de las cosas buenas que le trae la vida!; porque
puede que muy pronto le sean arrebatadas y no supo cómo aprovecharlas. Si bien
él en algún momento pensaba dejar a su mujer, el perderla le hizo apreciarla
más y ya no quiere volver a pasar por lo mismo.
Se siente culpable por pensar continuar su
vida con Abril, esta mujer de cierta forma le recuerda a su esposa y no pretende
usarla como reemplazo. Por lo tanto le menciona a Abril sobre su dilema y ella
está de acuerdo en que su antigua compañera siempre tendrá el espacio más
grande en su corazón y que la relación que ellos pueden llegar a desarrollar es
una de sanación mutua.
La vida está llena de momentos buenos y
malos, pero somos nosotros los que decidimos si caer y quedarnos allí o volver
a levantarnos. Nuestras experiencias nos hacen fuertes y rodearnos de personas
que nos pueden entender es el apoyo más grande que podemos recibir.
Inspirado en: Bastille de Isabel Coixet en Paris Je T'aime, 2006.
Artemisa.
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