martes, 14 de marzo de 2017

Yo te amo.


Thomas vuelve a contestar el teléfono que hace unos momentos lo llevó a recordar las razones por las que amaba a Francine. Su tono era distinto, casi no podía hablar, su cuerpo se quedó paralizado al volver a escuchar a su dulce amada. Francine siguió conversando con él aunque notaba su rareza.
Thomas solo pensaba en el instante en que tocó su piel por primera vez, cuando acarició sus labios, las salidas sin planearse a lugares muy remotos que llenaban sus momentos de emoción. Solo le interesaba seguir el resto de su vida con ella. Francine, totalmente interesada en la actuación, lo llamaba para ensayar su guión sin previo aviso causando en él un leve susto cuando se relacionaban a un fin. Pero lo que no sabía Francine era que Thomas descubría si había realizado alguna actitud de descuido hacia ella. 

—Thomas, ¿me escuchas?
—  ...
— ¡Thomas! ¡Contesta! ¿me escuchas?
— No, te veo. 
—¿Me ves? Pero ¿Cómo? 
Veo tu rostro frente a mí con la misma dulzura del día en que te conocí. Puedo escuchar tus risas y tus gritos sin razón en mi oído. En mi mente dibujo tu silueta y pienso en lo hermosa que eres.
—Thomas, ¿te ha sucedido algo?
—...Por un momento creí que no volvería a verte...
—¿Por qué? ¿sientes que nuestro amor se fue?
— No. Siento que he dejado de lado lo más importante que he tenido por estar ocupado en otras cosas.
— ¿Qué quieres decir? ¿tan real sonó?
—Soy afortunado por tenerte. Soy un enamorado hechizado por tus manos, por lo que eres. 
— ¡Wow! Tenías tiempo sin decirme unas palabras tan bonitas desde que empezaste a estudiar.
—Lo sé. Perdóname por descuidarte. 

Thomas confesó que sentía miedo cada vez que escuchaba el teléfono sonar. Su corazón latía tan fuerte que podía escucharlo, su mente lo llevaba a dulces recuerdos pero temía no volver a vivirlos. Después de esa conversación, su relación no volvió a ser la misma. Thomas se dedicó a escuchar los gritos de Francine sin razón, sus llamadas sin previo aviso ensayando los guiones, a sus salidas al cine, bailes y noches de amor. 
 Aunque no podía ver, solo con escucharla podía imaginar su rostro frente a él. Su mundo se tornaba distinto a lo que venía siendo. Thomas podía sentir que sin Francine lo perdería todo y con ella, lo tendría todo.

—¿Puedo decirte algo más Francine?
—Claro Thomas, tu sabes que puedes decirme lo que quieras.
—Nunca dejaré de amarte. Puedo vivir siempre en oscuridad pero tu eres la luz de mi camino.
—Thomas, yo te amo. 

 Inspirado en: El ciego y la artista americana de Benjamin Cohen en Paris Jet'aime, 2003. 

AnnCol. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario