Como
era habitual, antes de dormir, pasó por la habitación de su abuela, y desde la
puerta, se despidió de ella.
— ¡Buenas
noches, abuela!
—Buenas
noches, hijito —le respondió.
Al
acomodarse en su cama, luego de cerrar los párpados, los abrió de golpe al
darse cuenta de una cosa. Hace cinco días atrás, había sido el entierro de su
abuela.
Clia LeBeau
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