martes, 21 de marzo de 2017

De la vanidad a la guerra

Personajes:
La Rosa/El Principito
Cinna/Los juegos del hambre

La hermosa Rosa apenas llevaba unos días sin el Principito, y ya se sentía bastante sola. Estaba secándose, se sentía bastante débil y ya no poseía a nadie con quien hablar, a nadie que la admirara. De repente, escuchó unos pasos que se dirigían a ella, emocionada y pensando en el regreso del Principito, comenzó a arreglar sus pétalos.
Yo aconsejaría acudir a un estilista, antes que enrularlos  Dijo un hombre, que acababa de detenerse justo frente a la rosa.
Y yo aconsejaría que no te estés metiendo donde no te llaman, no sabes tratar a una damacontestó la Rosa, tan ofendida por el comentario, que pasó por alto que hablaba con un desconocido.
Te equivocas, sé perfectamente cómo hacerlo. Lo que cambia aquí es que tú no eres una dama.
¿Cómo te atreves? Si yo soy delicada, hermosa, brillante...
Y vacía. Perfectamente podrías vivir en el Capitolio.
¿Capitolio? ¿Qué es eso? ¿Otro asteroide?
Podría serlo, dada la gente que vive ahí… Pero solemos decir que es una ciudad, una ciudad tan plástica como luces y de sonrisas tan sinceras como las de una rocaResponde el hombre, antes de quedarse mirando el infinito.
Luces melancólico… ¿quién eres? ¿Necesitas también una campana de cristal?
Creo que el término “era” podría ser más adecuado, pero de cualquier modo, soy Cinna. Y no, no necesito una campana de cristal, necesito saber que mi chica en llamas está bienañadió Cinna, sentándose en el piso
¿En llamas? ¡Pero debe ser peligrosa!
No del todo… Es impulsiva, pero en realidad no es más que una chica con miedo y con demasiadas cargas que llevar. Es una verdadera guerrera… Es mi única apuesta.
¿Y por qué no está contigo? ¿También te abandonó?
Porque ella tiene un propósito más altruista e importante que el mío… Yo sólo me encargué de prepararla. Y no. Nadie ha abandonado a nadie. Ni ella me abandonó, pues me enseñó que soy más de lo que el mundo esperaba, más de lo que hubiera soñado ser; ni yo la abandoné a ella, pues seguiré cuidándola a lo largo del camino; ni el Principito te abandonó.
Claro que si… Me dejó sola. No me ama.
¿No te ama? ¿Crees que un hombre se iría a recorrer el universo, sólo para entender una Rosa, si no la amara?
¿Entenderme? ¡Pero si yo necesito es que él esté aquí!
¿Y alguna vez se lo dijiste? ¿O estabas tan concentrada en conseguir aún más de su atención, que lo olvidaste?
No lo entiendo… El amor es atender a alguien. ¿Cómo puede amarme, si no está aquí atendiéndome? ¿Cómo puedes amar a tu chica en llamas, si no está aquí atendiéndote?
Porque al no notarte siquiera conforme, fue a buscar entenderte, para poder cuidarte, protegerte y hacerte feliz. La amo, porque fue la amiga que me hizo perder el miedo; porque me hizo ser más fuerte de lo que jamás creí, cada vez que debía fortalecerla a ella; porque así como ella encontró miles de cualidades en mí, a pesar del lugar de donde vengo, yo también encontré en ella miles de virtudes, a pesar de lo que solían contarme.  La amo, aunque no esté aquí conmigo, porque el amor no sólo es atención, es conocimiento, es entrega, es unión. La amo porque es la única en la que confío para salvar Panem, y sé que, por ella, valía la pena morir.
La Rosa guardó silencio un largo rato.
¿Y tú? ¿Alguna vez se lo dijiste? ¿Que la amabas?
Hice algo mejor. Se lo demostré.
El amor también es valorar lo que hacen por ti…
La Rosa miró el suelo y recordó cuantas veces no le dijo un simple “gracias” al Principito por cuidarla. Se dió cuenta de que toda la belleza que poseía es porque él la hacía bella, él la hacía especial. Cuando se volteó hacia Cinna para agradecerle su compañía y su conocimiento, éste había desaparecido…


-Vettel Lesser

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